Plan de Vuelo
Me pregunto, qué tanto las personas en el mundo consideran que existen las Almas. Por supuesto no es algo que me desvele en las noches; pero lo que sí logra quitarme el sueño por algunas noches es el juego dinámico que ejerce la humanidad aquí en la tierra.
Todas las personas en el planeta tenemos un reto importante que ejercer en la vida, la cual muchos llaman: misión o propósito de vida. Sin embargo, da tristeza saber que la mayoría ni se percatan de ello. Viven en sueño profundo y sin atisbo de despertar, y claro que, esto depara en consecuencias y efectos sobre sí mismo y sobre el entorno.
La primera vez que advertí la presencia sin igual de algo distinto a mí fue con el coma profundo de mi hermano. Antes había ya experimentado situaciones que abrieron compuertas para visualizar el color y el sonido intenso que le había dibujado a la vida y que hasta ahora no lo había advertido; pero esta circunstancia y en especial con un tercero, me sacudió la consciencia de tabula rasa del adolescente.
En tal ocasión, me percaté de la yegua que galopa en mí. La yegua atrapada e intensa y que por estos días de confinamiento por el COVID-19 la rememoran porque fue allí que se acercaron los primeros pensamientos acerca de la vida: de su transcurso, de su ciclo, de su finalidad y sobre más ni más; sobre su profundidad. La vida no se hizo para observarla con ojos superficiales y frívolos, eso fue una certeza.
Comprendí, que para vivir la vida cumpliendo el objeto de ella deben darse dos cosas: una, la gallardía para crearla con un buen plan y la otra, comprender su propósito, porque para vivir los planes que se proyectaron antes de nacer, hace falta coraje. Reconocer el tremendo valor que se muestra en cada momento de cada día y que con cada resoplar se reafirma la decisión de aceptar y aprender de los propios obstáculos. Con este reconocimiento es que se halla al Alma.
Para los que crean o no, tampoco es algo que importe mucho; la vida se planea antes de nacer. Es la intensión del alma. Para llevar a cabo ese diseño se requiere de apoyo, tanto aquí en la tierra como fuera de ella. Allí afuera están los “seres guía” y aquí principalmente nos apoyan el cuerpo y la personalidad, luego ya actúa el entorno: Padres, amigos, amistades laborales, etc. Todos deben estar en sintonía con ese plan trazado con anterioridad.
Cuando planeas una vida, los seres guía indican el camino más probable para llevar a cabo las lecciones que estarían por comenzar y aprender. Se nos enseña la arteria principal de la autopista con las arterias secundarias y los desvíos. Todo es y todos somos parte del camino.
El cuerpo y la personalidad –el yo- actúan como protagonistas en la historia de vida trazada y deben ser amigos fieles del Alma dentro del juego y realizar su mejor jugada en base al amor. Desde mucho antes planeamos los acontecimientos y con ellos los desafíos, incluso el reto primordial o la misión. En general, cuanto más profundo es el reto, más probable es que se ha programado antes de nacer. Si una experiencia concreta es lo suficientemente importante es un indicador para que se cuestionen si la planeó usted; seguramente es probable que lo hiciera.
Sin embargo, existen experiencias que nuestra intuición nos advierte que evitemos. Cuando ignoramos las señales de nuestra intuición nos exponemos a dificultades no planeadas; por ello debemos reconocer y atender en todo momento las señales internas.
Somos los creadores de todo lo que experimentamos, y las dificultades se presentan dado que requerimos con urgencia la sabiduría que ellas puedan engendrar. Nuestro crecimiento se deriva de las experiencias aprendidas; por lo tanto, será muy útil si nos cuestionamos en primera instancia para qué estamos aquí, quiénes somos y cuál es nuestro aprendizaje.
Sepan que el Alma como ente infinito se sustenta en un traje llamado cuerpo físico y el cuerpo a su vez se apoya en un traje llamado personalidad. Ese Yo tiene un nombre, el suyo. En conjunto los tres son el trío dinámico del despertar consciente. La personalidad está en constante aprendizaje y las lecciones que ella ha captado y aprendido a través de una enfermedad o adicción se la transfiere al alma y con ella las incorporan para comprender mejor la experiencia; haya elegido o no el camino original. Ahora, en la vida las lecciones siempre están dadas para animar al despertar; pero cuando la personalidad duerme profundamente no se le puede poner un libro y decirle: «Lea esto». Está dormido. No hay más parcialmente.
La personalidad está tan anclada a los límites y creencia de aquí en la tierra, que es como intentar tocar a una persona a través de varias capas de ropa de invierno. Cuando alguien es más consciente de las posibilidades crecientes de su alma, es más fácil de tocar y por tanto es más sencillo que comprenda otras posibilidades porque en su interior sabe que repetir las experiencias no es una opción.
Nuestra tarea es bien ardua y de mucha responsabilidad. No obstante, se nos olvida cada tanto y frecuentemente que la vida es nuestra y no de los demás. Que le debemos a ella más que un esfuerzo de voluntad, le debemos más que una simple emoción momentánea por perseguir sueños poco claros, le debemos certezas, amor, respeto y una mente menos intransigente, porque la vida es la oportunidad única para progresar dimensionalmente; le debemos sincronía y relación absoluta con estos tres guerreros: -el Alma, el Cuerpo y el Yo- porque ellos deben afilar sus espadas para abrir los canales adecuados y crear por fin un encuentro eterno con la existencia en libertad, en amor y en saber; los tres pilares de la evolución humana.
Aprovechemos el corto tiempo de la vida para observar con amplia perspectiva los sucesos que sellan el tramo a seguir; el camino que indica la evolución a nivel individual. Observen los modelos psicológicos personales, sociales y familiares y si es el caso, modificarlos. Es que, si no se está atento, aterriza el abismo existencial; además secunda una mente intransigente y estéril.
Examinemos y precisemos cómo es qué queremos vivir; si deprimidos o aplastados por una enfermedad, o simplemente agobiado por un futuro, por el pasado o por un entorno que no los entiende. Vivamos recordando la intensión; indagando muy cerquita a Los Tres Mosqueteros que poseen para comprender que la vida no es una línea recta, que ella al igual que el arte tienen bastedad de posibilidades.
Aly, la profe
Junio 2020