El Juego de la Observación

Reconozco que, a veces, me agrada decir cosas solo para mover la opinión de la gente, porque con sus palabras afianzo la observación, pero también porque excita mi creatividad.

Cuando me adherí al yoga fui descubriendo la profundidad de la «técnica» creada para observar, y la verdad es que, aunque tiene un toque de vicio, continúa hasta ahora fascinante detectar cualquier componente que abastece a la misma observación. Hay indagaciones que con la observación son, francamente, verdaderos manjares que me sirven de materia para tejer clases y desarrollar una habilidad interior.

Convertí ese «juego técnico» en un laboratorio propio y viviente en el cual se puede investigar todo aquello que se pueda manifestar en cada uno; la presencia sensorial, los sentimientos que operan bajo una tendencia mal formada de pensamientos, la inquietud mental sin orden específico, hábitos erradamente conformados; todo aquello para concluir que somos lo que creemos que somos y no lo que realmente somos.

Observar hace parte de los 4 pasos globales para un desarrollo del ser bien logrado; auto-observación, auto-conocimiento, transformación y finalmente, auto-realización.

Ahora, la auto-observación posee un gran inconveniente y es ¨la inquietud mental¨ porque ella impide sacar conclusiones coherentes dentro de su proceso. La auto-observación procura que las conclusiones se conviertan en comprensión gracias a la permanencia de dicha auto-observación.

Para que exista un desarrollo práctico personal e interior se requiere entonces la facultad de observación del mundo externo y del propio que sean lo suficientemente estables para que las inquietudes mentales no bombardeen esa forma de percepción. Para las personas esto es prácticamente imposible por muchos momentos porque por lo general debemos atender simultáneamente muchas cosas externas y esto crea ineludiblemente la condición de desasosiego.

Para cuando ponemos a disposición la auto-observación, la inquietud mental ya es un hábito y allí ya trae consigo la dificultad para entrar a un campo mental limpio que nos permita posarnos en procesos netamente integradores. Así que la clave radica un poco en la naturalidad que se ejerce en la práctica continua y ardua de indagar la marcha incesante de pensamientos que existen en la mente. Saber que con esa naturalidad arriban espacios existentes entre pensamiento y pensamiento y con ello se adentra en una forma de cognición diferente a la que siempre hemos conocido, y también saber que así la auto-observación se vuelve inmune a la inquietud mental siendo la vacuna que va actuando lento al virus mortal de la fluctuación excesiva mental, piensamentitis.

Aly, la profe

Septiembre 2019