Instrucción Resonante

Instruccion Resonante

Al despertar muchas veces me surgen comprensiones muy claras sobre una que otra dualidad que tengo. Hoy fue una de ellas. Y esto más es menos es lo que salió.

En el instante en que di inicio a otra línea en el camino de mi vida las experiencias fueron muy variadas y enriquecedora; eso ni que dudarlo. El yoga resultó retratar la magia enigmática que me atravesaba y logró traslucir lo divino de su amistad. Cada día en el que práctico sus pilares, me percato de su noble labor en el desarrollo de la vida. Y es precisamente, que de esta inteligencia entendida surge lo que voy a precisar con énfasis.

He estudiado bastante la técnica y sus vertientes. Llevo años en ello. Lo que he adquirido en conocimiento basado en el intelecto y experiencia se ha convertido poco a poco en saber y ese saber en evolución Almica. Aprendí a ser diestra en la gestión del proceso de elaboración de una postura y de secuencias. Tanto fue así que ya ni discurro en ellas. Hoy han llegado inferencias claras de lo que realmente imparto en las sesiones, y no es precisamente enseñar yoga. Yo no enseño yoga. Claramente no es mi propósito. Por supuesto, transmito sus bases técnicas y filosóficas de una forma sencilla. Enseño a abrir canales a fin de entablar contacto con las emociones y la importancia o insignificancia de ellas. Enseño a entender su lenguaje, sus formas y matices. Invito a experimentarlas e indagar las cualidades que la representan.

Enseño a ver los estados de la vida en el movimiento y la estaticidad del cuerpo, porque así lo aprendí. Es que el yoga no es más que la vida misma y es una más de muchas técnicas para encontrar el crecimiento, es más, muchas personas ni pasan por allí y son absolutamente almas de gran evolución. Mi objetivo es transmitirles que el yoga se encuentra en todo y en todos. Sólo es enterarse de ello.

El yoga es un instrumento tan útil como cualquier otro en la vida y existen muchos, entre ellos, por ejemplo y de manera muy intensa está la muerte. La muerte como ente formador en cualquier situación: la muerte como el fin de los ciclos y de las infinitas emociones que hay. La muerte como ente transitorio de una etapa a otra, y como una fecha de expiración de las relaciones.

Transmitirles que el cuerpo como vehículo también está presente en toda la trama de aprendizajes, incluso en el yoga. Intento divulgar el crecimiento bajo un pilar fundamental a través del yoga: la valía suprema que existe en cada uno, que es expresada en habilidades y el valor que hay en los contrastes de las situaciones. Enseño la utilidad seductora en la tela del columpio, de la gravedad, del balance y del equilibrio, porque ellas retratan también la magia de los acontecimientos gratos y oscuro de la persona. Es que eso trae la vida, ella tiene dos caras. Estímulo a ver la utilidad de esas dos cualidades como unicidad y no como separación.

Finalmente, todos poseemos las dos y las instauramos o usamos en cada evento según corresponda.

Enseño a ver las sombras y el brillo con las emociones, es que ellas son la base de aprendizaje del alma aquí en la tierra. Con ellas se aprende a distinguir los hilos que tejen nuestra vida; distinguir si esas emociones son hilos de amor o de miedo y amargura. Enseño la dimensión de sus vidas pintadas en un columpio o en un tapete, porque allí se promueven sus propias posibilidades de oportunidad de crecimiento. Ellos son el reflejo de los rostros que han conformado vidas tras vidas.

Yo no enseño más que eso. No es yoga, No enseño las técnicas de alineación según la anatomía. Enseño por medio de ellas, sí. Pero no es lo esencial. Eso me aburre. Pongo en ejemplo, me aburren las frases de cajón que usan mucho para la instrucción. No es para mí sublime enseñar a relajar la espalda o cómo y de qué forma pueden curar las lesiones en alguna parte del cuerpo con el yoga. Eso no me anima y no es la finalidad de mis aprendizajes e instrucción. Es que, aunque lo aprendí, no le encuentro el amor y razón en ello. Para ello el mundo tiene infinidad de profes que están preparados y amorosamente listos para esa labor. Yo no. Yo estoy comprometida con la labor de crear la conexión con el cordón de espíritu, algo que no se puede retratar, pero sí difundir por medio de los bellos vínculos dimensionales que se dan con la energía vibratoria que de ellos surge.

Mi diseño de instrucción esta dado bajo el marco a que se miren con compasión; con intuición y con emoción. Con inteligencia y coraje, pero, sobre todo, con sensibilidad y dulzura. Es que mirarse con culpa, limitaciones, miedos y afanes o sencillamente contraen una carga muy alta y densa, y eso no es fácil enseñarlo, nada fácil; pero ¿saben qué? yo consigo hacerlo. Lo hago con pocos o con muchos, pero lo hago. Eso es lo que enseño.

Aly, la profe

Julio 2020

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